Roberto EntrevistaImpartiendo el curso celebrado en San Sebastián de los Reyes el 31 de enero de este año, tuvimos el placer y el honor de contar con  la presencia de Roberto Sánchez, 6º dan Aikikai.

No queríamos limitarnos a contar una crónica del curso al uso sino que decidimos que sería mucho más interesante mostrar un poco más en profundidad al maestro Roberto, sabiendo que tendría muchas más cosas que decir que las que por desgracia se pueden comentar en un seminario; fruto de ello, nace esta entrevista para que todos podamos conocer un poco más de este fantástico aikidoka que deleitó con su aikido a unos entusiasmados practicantes durante toda una jornada. Disfrutemos ahora de sus palabras, no defraudan en absoluto.

Paula Lizarraga: ¿Cuándo empezaste a practicar aikido?

Roberto Sánchez: De manera regular y con cierta seriedad a los 15 años. Tengo el recuerdo de practicar en los cursillos de fin de semana siendo un niño pero por aquel entonces hacía Judo.

PL: ¿Fue por iniciativa propia o tu padre te instó a ello?

Comienzos precoces

Comienzos precoces

RS: Pienso que mi padre en aquel momento quería que comenzara el Aikido y tuvo la habilidad de proponerlo cuando obtuve el 1º dan de Judo y mi motivación con las artes marciales era muy alta. Todo fue muy natural, así que estuve unos años practicando Judo y Aikido al mismo tiempo

PL: ¿Con cuántos maestros has entrenado?

RS: Permíteme que haga un inciso para matizar lo que para mí es un maestro. Es aquel que motiva a los alumnos a ser mejores practicantes y a superarse a sí mismos, aquel que transmite lo que busca con honestidad, rigor y pasión. Para eso hace falta además de una técnica brillante, haber interiorizado el espíritu y los principios del Aikido mediante la práctica constante del día a día, es decir predicar con el ejemplo.

En este sentido no he conocido tantos maestros aunque he entrenado con muchos practicantes de alto nivel.

A mí personalmente me ha impresionado mucho el maestro Tamura, he empezado a entender y a valorar mucho al maestro Yamada y los últimos años he descubierto al maestro Osawa a quien últimamente sigo con mucho interés. En el año 1992 tuve la ocasión de participar en un curso del maestro Saito en Lisboa y lo recuerdo como una experiencia inolvidable, un mito del Aikido. Me gustaría llegar a conocer en persona al maestro Chiba, también tremendamente carismático.

He podido practicar también con el actual Doshu y con Waka Sensei, aunque esta experiencia también muy positiva, queda más en lo anecdótico que otra cosa.

En el rol de uke

En el rol de uke

Del elenco de maestros occidentales han tenido una gran influencia en mi estudio técnico Claude Pellerin y Gilbert  Milliat actualmente dos de los máximos exponentes del aikido francés. Como no, destacar la influencia de mi padre Tomás Sánchez a quién ya conocéis,  carismático y apasionado, todo un personaje del Aikido español, a quién debo mucho sobre todo en mis comienzos como practicante.

Podría mencionar más, pero éstos son los que han producido huella en mí práctica.

PL: ¿Has observado muchas diferencias entre ellos?

RS: Lógicamente sí, cada uno tiene su personalidad, su forma de transmitir. Técnicamente  llevo 30 años siguiendo la huella de Tamura Sensei y sus alumnos más directos.  La propuesta técnica del maestro Osawa por ejemplo,  es algo diferente, pero al final la práctica converge hacia las mismas sensaciones y principios. En este sentido valoro mucho el trabajo de las armas y se puede ver en seguida la diferencia entre aquel que practica con armas y el que no.

Respecto a la etiqueta, hay maestros que son más tradicionales y otros que no le dan tanta importancia. Al igual que las armas doy mucha importancia a preservar el aspecto tradicional de la etiqueta, influencia  sin duda alguna del legado del maestro Tamura.

PL: ¿Crees que hay formas/escuelas de aikido mejores que otras?

RS: Esta es una pregunta muy polémica. Evidentemente que hay maestros mucho más solventes que otros, como en cualquier profesión o actividad artística.

Yo practico Aikido a diario y en cada sesión estoy atento de no alejarme de los fundamentos, de no dispersarme y frivolizar en la búsqueda diaria que no es poco. Intento dirigir mi práctica hacia la sencillez y esto entraña una gran dificultad. Sé del riesgo que entraña caer en la autocomplacencia. En estos momentos sé identificar el trabajo bien construido del que rascas un poco y se desmorona. Por ejemplo tengo un grandísimo respeto por el maestro Tissier, me parece un gran budoka, su trabajo es muy solvente, eso es indiscutible.  No entro a valorar si es mejor o peor, algo completamente subjetivo, me limito a reconocer objetivamente la solvencia y el rigor de su estudio.

Kokyu

Kokyu

Hace años si que era mucho más radical a la hora de valorar una escuela u otra, con la experiencia y los años aprendes a ser más prudente y a relativizar cualquier tipo juicio, aunque también sabes mucho mejor lo que no es válido desde el punto de vista de la solvencia profesional.

Al final creo que cada maestro tiene su público y es algo inútil pretender convencer a la gente  de que tal o cual maestro es mejor o peor. Es responsabilidad de cada uno preocuparse por investigar los antecedentes y la evolución de un maestro y su entorno antes de dar el paso de comprometerse a seguirlo.

PL: ¿Cuántos años llevas entrenando aikido? ¿Y enseñando?

RS: Como ya comentaba antes, practicando de manera regular unos 30 años. En cuanto a mi periplo como profesor, comencé muy pronto. Arranqué con el Judo infantil, creo que en 1989 y estuve varios años como profesor de Judo en el dojo.

Después, a principios de los 90, impartí mis primeras clases de Aikido de manera eventual a los pequeños grupos que surgieron por aquel entonces en Ávila y Valladolid.

Retirado definitivamente del Judo, 1997 comencé a impartir clases de Aikido en el dojo familiar y en otros dojos (Bushidokwai y Tora) hasta hoy.

PL ¿Por qué te decidiste a enseñar?

Jo waza

Jo waza

RS: Sinceramente no guardo recuerdo de esa toma de decisión. Recuerdo que probé con el Judo infantil y no se me daba mal, al tiempo que conseguía algún dinero extra mientras seguía  con mis estudios.

Respecto al Aikido, para un joven de 20 años, era muy sugerente viajar, salir de casa y conocer gente a la vez que podía practicar Aikido enseñando a principiantes, por aquel entonces era 1º Dan.

Al cabo de unos años me di cuenta de que dar clases era muy beneficioso para mi evolución técnica y maduración como practicante. Lo tuve relativamente fácil ya que mi padre me apoyó en todo momento. Después tuve que trabajar duro para ganarme el respeto y simpatía de los estudiantes.

A día de hoy sigo sintiendo “hormigueo” en el estómago antes de comenzar una clase y creo que esto es buena señal, es síntoma de que los alumnos me infunden mucho respeto al dedicar parte de su tiempo en practicar conmigo.

PL: ¿Has practicado otras disciplinas?

RS: Aparte del Judo y dentro del contexto oriental he practicado Iaido y Yoga Iyengar.

En el campo de la música me faltan un par de años para terminar los estudios superiores de piano.

PL: ¿Recuerdas el día en el que te diste cuenta de que realmente sabías aikido?

Kote Gaeshi

Kote Gaeshi

RS: (Risas) Disculpa pero esa pregunta no tiene sentido. No hay que confundir el Aikido como disciplina con la técnica. Efectivamente con los años, un buen profesor y constancia, la técnica se puede llegar a dominar, como en cualquier actividad artística. Después del estudio exhaustivo de la técnica hay que liberarse y para ello es indispensable mantener una actitud correcta.

Yo todavía le sigo dando vueltas a la técnica e intento mantener una conducta coherente a los principios del Aikido en las situaciones cotidianas. No es nada fácil.

La única victoria es la victoria sobre uno mismo. El Aikido es un paradigma, es como una especie de mapa que nos ayuda a interpretar la realidad y nos guía para ir de un punto a otro en nuestra existencia vital. Un símil para explicarme mejor, ahora que tenemos GPS al alcance de la mano, aunque éste sea tecnológicamente muy evolucionado si la cartografía que utilizamos no es la correcta nunca nos podrá llevar a nuestro destino, no? Con la técnica del Aikido pasa lo mismo, aunque ésta sea muy depurada si no mantenemos una actitud correcta nunca llegaremos trascender a nuestro plano espiritual.

PL: ¿Alguna vez has sentido el impulso de dejarlo?

RS: No exactamente aunque si tienes momento más ingratos de viajar solo por el desierto.

NageHe pasado algunas etapas de auténtica obsesión. En la universidad me saltaba clases para ir a entrenar por la mañana y por la tarde. Actualmente hago lo mismo pero en otro contexto.

La  frustración y el estancamiento son necesarios para poder evolucionar, esto es así y hay que asumirlo. Cuando eres principiante subes muchos peldaños y no te cansas, después el progreso se ralentiza exponencialmente y hace falta un incremento exponencial de compromiso y dedicación.

En mi caso personal cuando tengo alguna crisis de esta naturaleza reacciono huyendo hacia  adelante, no hay marcha atrás. Por ejemplo hace poco he vuelto a replantearme el ukemi y se me ha abierto una línea de investigación nueva e interesante.

Tengo una fe profunda en el Aikido, es una disciplina bien diseñada ya que se fundamenta en principios universales, y además me he encontrado con gente maravillosa con la que tengo muy buena amistad.

¿Dejarlo? ¡Ni de coña!

PL: ¿Cuál ha sido la mayor dificultad a la que le has hecho frente a la hora de practicar / enseñar aikido? ¿Y tu mayor logro?

RS: Creo que con la respuesta anterior también te contesto ésta. Hombre cuando te sobreviene una lesión, es dura la incertidumbre de saber si te vas a recuperar y volverás a practicar de nuevo con normalidad.

Si te refieres a alguna situación en concreto, recuerdo lo mal que lo pasé cuando hice mi examen de 5º Dan con Tamura Sensei.

Mi mayor logro lo experimento a diario cuando me acuesto por la noche contento por haber hecho mi sueño realidad.

PL: ¿Quién es tu mayor referente?

Un referente

Un referente

RS: En el contexto del Aikido, el maestro Tamura. Ha sido la persona que más me ha impactado.

PL: ¿Qué opinas de la actividad de clubes como Shoshinshakai en la promoción del aikido?

RS: Como dije antes, depende de la solvencia del profesor que lo gestiona. En este caso en concreto  es muy positiva ya que conozco a Oscar desde hace muchos años y sé de su sinceridad y honestidad a la hora de difundir el Aikido de forma altruista. El resultado está en su grupo, muy consolidado y comprometido con la disciplina.

En otros casos, no puedo decir lo mismo, he visto como se le ha hecho un flaco favor al Aikido.

Entrenando en la playa

Entrenando en la playa

PL: ¿Alguna vez te has servido del aikido en una situación de peligro real?

RS: Muchas veces. Situaciones de peligro real las vivimos todos los días y no tiene porque ser enfrentamientos físicos, por ejemplo cuando conducimos. En la calle hay que mantener el shishei, ma-ai, espíritu zanshin, presencia en general. Si tenemos estos principios bien interiorizados reaccionaremos de forma natural ante una situación de peligro real.

Muchas veces no somos conscientes, pero somos nosotros mismos los que estamos originando el conflicto y echamos la culpa a los demás. Pasa lo mismo con la técnica. Hay que intentar no rechazar al otro y no anticiparse a la situación, evidentemente no es fácil. Cuando intuyes que tu integridad física está realmente amenazada hay que defenderse, algunas técnicas de Aikido son muy eficaces en ese sentido.

En mi época universitaria trabajé de forma eventual como portero de discoteca, afortunadamente no tuve ningún percance destacable. Tengo muchos amigos policías y me cuentan situaciones reales muy complicadas de resolver, creo que para esto el aikido es muy positivo aunque hace falta de un adiestramiento muy específico para poder resolverlas.

PL: ¿El aikido es para todos?

RS: A priori sí pero la propia disciplina hace el filtro porque es una aventura a medio o largo plazo y hay que tener una serie de cualidades como son paciencia, tenacidad, humildad, y muchas otras que no todo el mundo tiene. En este sentido el profesor tiene un papel importantísimo pero al final es el alumno el que tiene que enfrentarse a sí mismo y superar sus propios demonios.

Dicho esto,  hay personas que buscan  el aikido como arte marcial centrándose más en la auto defensa, otras personas se interesan más por el aspecto terapéutico tanto mental como físico de la práctica,  están aquellas personas que buscan más el aspecto social y como armonizarse con las personas de su entorno, etc.

El éxito de Morihei Ueshiba  fue la creación de un arte abierto para todos pero no al alcance de todos.

PL: ¿Consideras que los practicantes “blancos” y los “hakama” deben entrenar juntos? ¿Por qué?

RS: En mi opinión sí deben entrenar juntos. En mis clases no hay distinción de niveles. El practicante veterano debe guiar al principiante con delicadeza y mucha paciencia, esto es interesante porque nos hace recordar otra vez la mirada ingenua del que empieza y que nunca hay que perder.  Incluso si el principiante tiene una mala actitud hay que intentar no rechazarle, la propia disciplina se encargará de ello. Técnicamente hay que saber responder coherentemente al escenario planteado por un principiante, por eso me reía cuando me preguntabas si realmente sabía Aikido. Cada persona te ofrece una sensación diferente.

En Aikido hablamos de unión, no sería razonable que en mismo grupo dividamos entre principiantes y veteranos, esto sería lo contrario.

PL: Un consejo para la gente que tiene dudas

Dirigiendo

Dirigiendo

RS: ¡Keiko, keiko y keiko!.  Todos tenemos dudas, es normal. Como dice  Yamada Sensei hay que disfrutar practicando. El tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio.

PL: ¿Cómo ves el futuro del aikido en España?

RS: Pues creo que el Aikido como disciplina seguirá creciendo en número y espero que cualitativamente siga mejorando. Te hablo de nuestra Asociación que es la que conozco y puedo decirte que tengo compañeros que como yo llevan muchos años de aprendizaje continuado y son ya referencia dentro del ámbito nacional (6º y 5º danes). Tenemos un Shihan (made in Spain) con certificación Aikikai que nos avala internacionalmente y tenemos muy buenas relaciones directas con el Hombu dojo de Tokyo. La cosa pinta bastante bien, pero tenemos que seguir fieles a nuestras señas de identidad.

PL: ¿Qué te aporta a ti el aikido?

RS: El Aikido es mi vida

PL: ¡Muchas gracias, sensei!