Os dejo un pequeño artículo de Sensei T.S. Okuyama traducido de Aikido On Line. Podréis observar que en su comienzo va un poco en la línea que os hablaba en un post anterior: las culturas existen, pero no son la última palabra; seguro que podemos encontrar muchos factores similares entre los pueblos pesqueros de Heda y de Malpica de Bergantiños. Pensar que los japoneses son todos iguales es un absurdo, tanto como pensar que todos los españoles sabemos diferenciar una verónica de una chicuelina. No obstante, es evidente que, como dice S. Okuyama, existen unos hechos y costumbre genéricos diferenciadores. Sinceramente, no me parece la religión un hecho explicativo de una cultura, si acordamos que como tal concepto existe, sino que, opinión muy personal, son la propias religiones productos manufacturados de las circunstancias de diversa índole, principalmente económica-social, donde se desarrrollan. Y ahora me llamáis marxista.

Lo que me da mucha pena es ver que, se enfoque como se enfoque, lo que más nos gusta a los humanos es jodernos bien todos. Unos por buscar el poder y otros, los más, por permitirles incluirnos en sus juegos de guerra. Sea cual sea la sociedad de la que hablemos, japonesa o estadounidense, china o española, la historia de toda cultura es la historia de la sangre que ha derramado. Genocidios, odios, matanzas, luchas intestinas, opresión de los pueblos, y cualquier otra barbarie que se nos ocurra pensar es lo que se repite una y otra vez allá donde investiguemos. Sea en nombre de un único Dios o de miles de ellos, lo que nos pone es sacarnos las asaduras unos a otros. Eso sí, cuando vamos a palmarla bien que nos arrepentimos.

Bueno, al aikido que es lo que nos interesa. El texto nos deja una visión, personal, de cual es la influencia religiosa-social en la que el aikido es concebido. Me ha parecido interesante compartirlo.

A Look at Japanese Culture – Una mirada a la cultura japonesa.

by T.S. Okuyama, 6th dan

Uno de los mayores retos al aprender aikido, aparte del duro trabajo físico necesario al aprender la técnica, es desarrollar una comprensión de sus conceptos filosóficos. Las AAMM – y en general cualquier arte – está fuertemente basadas en la cultura en la que se han desarrollado. Ya que el aikido evolucionó en Japón, es importante que entendamos algunos aspectos de la cultura japonesa con objeto de profundizar en nuestro entendimiento del aikido y sus principio.

Cuando decimos cultura, debemos observar que existen muchas diferencias dentro de una misma cultura. En los EEUU existen diferencia basadas en la geografía, entre las comunidades de la Costa Este, el Sur, el Medio Oeste, y la costa Oeste. También las hay basadas en el origen de las personas, se trate de anglosajones, afroamericanos, asiáticos, mejicanos, etc. Pensamos que todos somos diferentes, y lo somos. Los americanos (estadounidenses) son educados para ser diferentes e idealistas.

Dentro de la cultura japonesa existen diferencias similares. Existen, comunidades de montaña, agricolas, pesqueras, metropolitanas, y también culturas en el norte y en el sur. Todas son diferentes. Tanto es así que todo el mundo piensa que somos iguales, a pesar de que todos somos distintos. De hecho mucha gente cree que no existen las diferencias culturales ya que cada cultura está constituída por diferentes personas.

Pero aun teniendo en cuenta las vastas diferencias dentro de cada cultura, existen definitivas, claras y enormes diferencias genéricas entre la cultura japonesa y la americana. Algunos aspectos culturales son tan diferentes que son difíciles de imaginar. Me gustaría puntualizar algunas de esas diferencias en este artículo ya que al estudiar aikido, pueden apreciar las muchas diferencias en la cultura japonesas que permiten y ayudan a crear el aikido. Me gustaría recalcar que no soy un antropólogo cultural: estas son mi observaciones privadas, desarrolladas a lo largo de años de labor profesional en el negocio de la comunicación japonés y estadounidense.

Una gran diferencia, y créanme hay muchas, entre la cultura japonesa y estadounidense surge de las convicciones religiosas de la cultura, y como las experimentamos desde niños (permítanme manifestar que a pesar de que quiero hablar sobre influencias religiosas dentro de una cultura, no apoyo, promociono o critico ninguna religión) El concepto básico, procedente de la tradición judeo-cristiana, es monoteista, una creencia en un Dios único y absoluto. El concepto japonés, procedente de la tradición Shinto-budista, es politeísta, varios dioses. Esto es una gran diferencia. Tanto si eres un devoto practicante o no, estos conceptos en nuestras culturas respectivas, influencian nuestro proceso de pensamiento y el fundamento de nuestra conducta.

Los estadounidenses, en general, tienden a separar las cosas en dos conceptos. Creo que una de las razones para ello, tiene que ver con la creencia un ente absoluto. Cuando existe alguien (un Hacedor Supremo) o algo (la ley, por ejemplo) que es absoluto, este hecho o pensamiento llega a tomarse como una medida estandarizada, en contra de la cual todas los demás hechos o cosas son comparadas y experimentadas como algo no absoluto, parcial. Esta polarización distingue y desarrolla conceptos diametralmente opuestos, y crea antítesis: bueno y malo, blando y duro, luz y oscuridad, negro y blanco, izquierda y derecha, tu y yo, mente y cuerpo, etc. Esta tendencia – experimentar las diferencias como términos absolutos, como opuestos – es una tendencia conceptual habitual en los estadounidenses*.

Los japoneses, por otro lado, tienden a conceptualizar en términos de unidad y armonía. Evitan los conceptos diametralmente opuestos que pueden desembocar en confrontación. Cuando no existe un hecho absoluto, no existe un modelo contra el cual oponer otros hechos. Todo es relativo, y esas ideas que los americanos pueden experimentar como opuestas son vistas existiendo dentro de una misma realidad. Blando y duro, izquierda y derecha, bueno y malo, mente y cuerpo no son realmente opuestos y separables. Estos conceptos aparentemente desordenados o contradictorios coexisten en la cultura japonesa. No existen necesidad de compararlos. Tú no vas al cielo o al infierno cuando mueres; simplemente te conviertes en uno de los dioses. Esta es la cultura de la que el aikido se ha nutrido. Cuando reconocemos la diferencia entre la cultura japonesa y americana en este sentido, podemos comprender mejor el aikido y sus principios. Podemos comprender qué significa harmonizar, ser pesado y liviano, unificar mente y cuerpo, conectar tu centro con el de tu compañero. En el armazón cultural japonés, lo pesado está dentro de lo liviano. La fuerza viene de la suavidad. Cuerpo y mente no son separables. La mano izquierda y derecha se mueven al unísono. Existe la bondad dentro de un malvado y el mal dentro de la mayoría de nosotros. Usted y yo existimos de forma inseparable dentro del universo, por tanto estamos ya en armonía tal y como somos. No existen necesidad de compromisos o confrontaciones.

Cuando estudiamos aikido, no sólo estudiamos sus técnicas. El proceso de entrenamiento del aikido, como un budo, un camino marcial, nos conduce a la realización de que es, tal y como es. Nuestro objetivo sin objetivo, es entender que estamos ya en armonía con nosotros mismos y con la naturaleza. Comprender intelectualmente este concepto es uno de los aspectos del estudio, por lo que espero que este artículo sea de utilidad. Expresarnos es nuestra dificultad.

* NdT: supongo que nosotros, españolitos de pie, a fuerza de recibir hostias hasta en el cielo de la boca durante toda nuestra extensa historia, tenemos algo más de capacidad de discernir los «grises» de la vida. Particularmente ha exisitido un momento en nuestros anales, no muy lejano, en el que localizar a un «gris» era elemento vital de supervivencia, sobre todo si eras comunista.