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¿QUÉ SON LOS GRADOS?
El asunto de la integridad en los grados de Judo
por Donn F. Draeger
Editado por Dennis Helm

Parte 2 de 2

QUIÉN PUEDE CONCEDER UN GRADO KODOKAN DE JUDO

Es necesario entender que ya que el Kodokan ha sido siempre un empeño directamente «plebeyo», en contraste con las artes marciales de los guerreros aristocráticos, Kano deseó que el reconocimiento en forma de grado de judo fuera accesible para todas aquellas personas que pudieran continuar con la disciplina prescrita del judo. Sólo

Randori en el Kodokan 1913

el Kodokan estaba, y lo está actualmente, autorizado a decidir sobre la concesión de los grados Kodokan de Judo. Sin embargo con objeto de facilitar la tarea de los exámenes de pase de grado de los juodokas, el Kodokan autorizó las creación de tribunales oficiales de examen específicos. Estos tribunales realizaban recomendaciones periódicas para el progreso de los grados de los judokas dentro de su jurisdicción. De este modo dichos tribunales sólo realizaban recomendaciones respecto de los grados; sólo el Kodokan podía aprobar y entregar los grados. Esta relación es la que se malinterpreta, sobre todo en el oeste.

LOS GRADOS DE JUDO Y EL ESCENARIO MODERNO

A pesar de que Kano pretendía un significado más integral para el judo, como se apuntaba en sus «Tres principios», el Judo interpretado en el sentido moderno ha reducido su esfera de acción y es definitivamente programado en su aplicación como un deporte. En consecuencia, este proceso de limitación ha comprimido la integridad de los grados dde Judo simplemente fuera de el sistema. Para hacerlo más fácil, una breve comparación entre los grados modernos dejudo y los antiguos, en el sistema clásico de las artes marciales, puede ser útil. No han existido nunca equivalentes entre el kyu-dan y los Ueshiba y Mochizuki
sistemas clásicos de grados, pero los dos pueden ser enfrentados para exponer una comparación un tanto ruda. El oku-iri es el equivalente del 3 o 4 dan; el mokuroku se aproxima al 5 o 7 dan inclusive; el menkio podría asimilarse al 8 o 9 dan; y el 10 correspodería al kaiden. Ambos sistemas, kyu-dan y el tradicional, están relacionados con el nivel técnico obtenido por sus practicantes, pero sólo el sistema clásico logra integridad en este asunto. Por ejemplo, no es posible para un practicante de grado inferior ser más efectivo y experto que un grado superior en el sitema clásico. En el judo, sin embargo, se da con frecuencia este caso. Tan estricto es el asunto de la integridad de los grados en el sistema antiguo que aún cuando un sucesor legítimo herede la salvaguarda de su tradición familiar, no por ellos puede asumir grado alguno, sea el nivel que sea. Podría, por otro lado, ser muy competente en el sentido técnico pero deficiente en cuanto a madurez personal, y tampoco podría responsabilizarse y adquirir un grado. En el sistema kyu-dan el rango a menudo se convierte en una cuestión de conveniencia política concomitante con la hipótesis de algún tipo de título o de la autoridad administrativa.

Uchi Mata.jpgPor lo tanto judokas que no tienen la suficiente calificación técnica pueden, y lo hacen, recibir grados en el Judo. De igual modo el judoka técnicamente apto y competidor efectivo, quien tiene poco más que su habilidad para mostrar su capacitación, a menudo se mueve fácilmente en la escala de los grados de judo.

El asunto de la falta de equidad y la confusión sobre el problema de lo que el grado en el judo debe ser símbolo en el mundo moderno es indudable que es producto de la masiva popularidad del el judo y la pérdida del control estricto sobre él por sus autoridades más experimentadas.

Como consecuencia, existen muchas interpretaciones de lo que es un grado de judo, y también existen intentos individuales de recompensarlo o usarlo. A pesar de esta condición aparentemente caótica el pronóstico para la restauración del la integridad de los grados de Judos es esperanzador. Existe una fuerte tendencia en marcha para esforzarse en retomar el concepto de Kano de lo que el grado de judo significa y quien debe ser recompensado con él. El Kodokan ha reconocido ciertos organismos nacionales para realizar recomendaciones de grado por todo el mundo; sólo esos organismos tienen esa autoridad emitida y reconocida por el Kodokan. En los EEUU el único organismo oficial es la Federación de Judo – USFJ – (en el pasado Judo Black Belt Federation) que está apoyada en temas de grado por la Federación Internacional de Judo. El Kodokan ha sido muy selectivo en la elección de las diferentes asociaciones y por ello existen muchos grupos de Judo que aspiraban a obtener ese reconocimiento, pero que no lo han conseguido. En algunos casos esto a producido una fusión entre grupos no reconocidos y sus federaciones nacionales. El fraccionamiento entre los grupos de judo es quizá natural e inevitable, pero no debe suponer una justificación para asumir la autoridad en el otorgamiento de grados a grupo no reconocidos.

Kano, sin duda, cayó en cuenta cuando popularizó el sistema de grados kyu-dan, que era perfectamente natural para los humanos buscar recompensas por sus esfuerzos. Pero también depositó gran fe en la habilidad humana de usar los grados de forma apropiada. Muchos judokas han demostrado entender el Kodokan judo emblemaespíritu de los grados Kodokan. Aquellos judokas que aceptan los grados de otros que no sean sus propios organismos nacionales puede ser legítimamente acusados de no comprender el espíritu del kodokan judo. No sólo han dado la vuelta al dicho con el que comenzaba este artículo (una acción que automáticamente niega el valor del grado del judo) sino que en su egoista e inmadura búsqueda de favores, recompensas, obtención de poder (real o imaginario), prestigio social, o ventajas mercantiles, los judokas y grupos disidentes sólo han conseguido rebajar los estándares que en los que se apoyaron para superar la autoridad reconocida del Kodokan. Por medio de la creación y uso de grados no oficiales, los disidentes ponen sus habilidades técnicas por encima de la autoridad reconocida. En su aceptación de grados no oficiales de judo las personas no sólo reciben un «producto» inferior de grdo, sino que son los que permiten que sean vendidos a un tipo de personas inferior… ellos mismos… en cuanto se han desentendido de la «Cultura de los tres principios» en la que el judo está basado. Por definción cualquier ruptura con el Kodokan es una variación de los importantes principios de Kano.

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Un examen más cercano de los ideales del Kodokan revela que no está, como a muchos disidentes les gustaría, pasado de moda. Es tan válido en la actualidad como siempre ha sido y un importante movimiento social muy necesario en el mundo moderno. Aquellos disidentes que calificarían la reconocida autoridad del Kodokan como ineficiente o parcial y quienes además usan este argumento como justificación para romper lazos con sus organizaciones nacionales, están simplemente admitiendo
Minoru Mochizuki practicando nukisuke
su fallo en armonizarse con el orden establecido; preferiblemente deberían contribuir a tomar medidas constructivas para la mejora de instituciones nacionales del judo como unos activos y cooperativos miembros en sus funciones. Un hecho compartido por todos los líderes de los grupos disidentes es que se encuentran descontentos con su grado y estatus en el esquema de reconocimiento de las cosas. Su eslógan es «El hombre sigue al grado» . Empeñarse en la obtención de grados y en su abuso es ajeno al espíritu del Judo; la sustitución del grado Kodokan por un grado no oficial constituye un acto de conveniencia que deja al desnudo nuestro propio ego y se erige como la antítesis de la esencia del Kodokan judo. Es comprensible que exista cierte preocupación sobre el grado, pero cuando el deseo de reconocimiento o recompensa llega a ser tan apremiante que el individuo lo acepta bajo cualquier término, entonces es fácilmente previsible que los corruptos usarán los grados como un instrumento político o financiero en su propio provecho. Los judokas que están a la altura de los estrictos estándares de el Kokokan, no necesitan ningún otro grado que el reconocido, y hacen honor al dicho que dice que el grado válido «sigue al hombre».

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