Quién no recuerda aquel entrañable anuncio de Coca Cola en el que un argentino hacía interminables clasificaciones sobre los adictos a esta bebida, que rezaba algo así como «Para los altos, para los bajos…», pues bien, los cursos de aikido no tienen nada que envidiar en cuanto a adeptos y subgrupos se refiere.Nuestro anuncio diría algo así:

  • Para los estirados, para los repanchingados – Hay dos tipos de persona en cuanto a protocolo se refiere, están quienes aguantan toda la clase en Seiza, y los fans de la postura de «el loto a lo cutre».
  • Para los modestos, para los iluminados, para los espirituales – Frente a los grandes aikidokas y ejemplos a seguir, los hay que desayunan Ki, e incluso alguno se cree Karate Kid en persona.
  • Para los negros, para los blancos – ..obvio.
  • Para los solidarios, para los ciegos – Alguno puede pensar que estos dos términos no tienen relación alguna, pero más de uno debe tener problemas de visión, porque los pobres nunca te ven cuando te acercas para practicar con ellos.
  • Para los limpios, para los no tan limpios – hay por desgracia algún «Érase una vez un hombre a un hongo pegado».
  • Para los marchosos, para los tranquilos – Numerosas ojeras delatan a quienes conocen la vida nocturna de la ciudad.
  • Para los discretos, para los que destacan – frente a las muchas caras que se difuminan entre la multitud hay grandes personajes que quedan grabados en nuestra memoria como «Aikidocurcix», «El Cigala», «El de los ojos como botones», «El Asesino en Serie», «Jafar» o «El Buceador» entre otros.
  • Para los que asienten, para los que bailan, para las estatuas – Hay tres modelos de comprensión en una clase. Además de quienes se conforman con prestar atención al Sensei, los hay que imitan sus movimientos desde el suelo, dando lugar a un gracioso baile ritual, y los que se empeñan en que el Maestro sepa que entienden lo que dice (aunque sea en francés) asintiendo constántemente mientras sonríen.

Para todos.