Entonces dijo un maestro, «Háblenos de la Enseñanza».
Y él dijo:
Nadie puede revelarte nada sino lo que ya está medio-dormido en el amanecer de nuestro conocimiento.
El maestro que anda en la sombra del templo, entre sus seguidores, no les da su sabiduría sino su fe y su cariño.
Si él de veras es sabio, no te pide que entres la casa de la sabiduría, sino te guia al umbral de tu propia mente.
El astrónomo tal vez te habla sobre su entendimiento del espacio, pero él no puede darte su entendimiento.
El músico tal vez te canta sobre el ritmo que está en todo espacio, pero él no puede darte el oído que capta el ritmo ni la voz que lo repite.
Y él que es versado en la ciencia de los números puede hablar de las regiones de la pesa y la medida, pero no puede conducirte allá.
Porque la visión de uno no le da prestadas sus alas a otro.
Y mientras cada uno de Uds. está solo en el conocimiento de Dios, así cada uno tiene que estar solo en su conocimiento de Dios y su conocimiento de la tierra.
Extraído de «El Profeta» de Khalil Gibrán