Un halo de magia y misterio envuelve la práctica del aikido. Inexplicables sucesos tienen lugar en el transcurso de una clase y son muchos los practicantes que nunca llegan a comprender el por qué de estos enigmas. He aquí algunos misterios sin resolver:

  • Cuando el maestro hace la llave siempre duele.
  • Cuando uno observa a sus compañeros porque hay un movimiento que no entiende, nadie nunca está haciendo justo eso.
  • Uno siempre cae a un milímetro de sus compañeros, pero inexplicablemente las posibilidades de recibir un golpe son ínfimas.
  • El maestro cuenta hasta tres en castellano, y luego continúa en japonés.

Pero quien realmente quiere conocer los secretos de este no muy remoto arte marcial, ha de pasar una dura prueba: hacer kokyuho en un curso. Los verdaderos maestros del esoterismo, la extravagancia, e incluso la paranoia aprovechan estos momentos íntimos para compartir sus habladurías.. digo su sabiduría, con el pobre desgraciado al que tienen bien agarrado por las muñecas, frustrando así toda tentativa de fuga.

La línea que separa la iluminación y el deslumbramiento es muy fina, y muchos aikidokas salen de esta experiencia sabiendo cabezología o simplemente sin cabeza.

Y es que a veces es mejor dejar que los misterios sean eso, misterios.