[mp3]http://aikidoalcobendas.org/blog/wp-content/uploads/Philip Glass_ Violin Concerto_ I.mp3[/mp3]
La música que ambienta esta entrada, si es de tu interés pulsarás sobre el reproductor arriba, está compuesta por Philip Glass, uno de los máximos exponentes de la música minimalista que, como Tamura en el aikido, basa su maestría en despojar a la música de muchos aditamentos supérfluos y construir, sobre una base sólida de argumentos simples, un entramado armónico basado en la simplicidad de la propuesta inicial. Se trata del Concierto para Violin, Company IV, interpretado por la Orquesta del Ulster. Precisamente este concierto es una de las piezas que ilustran la película «Mishima» del director Paul Schrader. Sirva como homenaje personal a nuestro maestro. Que descanse en paz y siga vivo como ejemplo a seguir.
22 años llevo relacionado con el aikido. Separado por la barrera del idioma, jamás crucé con el maestro Tamura más que algún gesto amable o algún tímido “bonjour, sensei” cuando cuando con su cortesía habitual me saludaba al llegar al tatami en algún curso. Nunca he tenido una relación directa con Tamura sensei. Nunca he hablado con él más de dos palabras seguidas. Nunca he recibido una enseñanza directa más allá de las veces, unas cuantas eso sí, en las que he tenido la fortuna de asistir a alguno de sus profusos seminarios y ha tenido a bien corregirme. Jamás he conocido al hombre tras el mito.
Sí, ahora que miro hacia atrás es cierto que son muy pocos los privilegiados que verdaderamente pueden decir: “he conocido al maestro Tamura”. Y sin embargo, ¡ah, qué gran vacío deja!. Qué sensación de desconcierto, de desasosiego, acerca del futuro. Como añoraré su penetrante mirada sobre el dojo; la firmeza con la que bloqueaba tu técnica para indicarte el camino correcto; la aniquiladora potencia de su sonrisa que a veces, breve pero intensamente, iluminaba su rostro de natural serio; el aterrador sonido de su kiai, tan pocas veces escuchado; su dedicación, su innovación, su rectitud, su amor ilimitado por nuestro arte.
Pero sobre todo, por encima de todo, voy a echar de menos sus palabras.
Por fortuna, Tamura shihan tuvo la previsión de dejarnos dos tesoros maravillosos: sus libros y sus alumnos; ambos son nuestros maestros.
Jamás he leído palabras referidas al aikido más bellas y llenas de significado que las que el maestro Tamura nos ha legado en sus libros y textos. Palabras que muchos – demasiados – de vosotros no han leído y, sin embargo, son tan profundas y clarificadoras del significado del aikido que no sé como no se convierten en una obligada lectura para los yudansha.
Sus frases son tal como era su aikido: claras, sinceras, directas, profundas, sencillas, amables. Vacías de todo ornamento o artificio y por contra llenas de significado. En definitiva, lo que las palabras de un maestro deben ser: profundamente inspiradoras. Son todo lo que un practicante o un joven maestro puede desear escuchar, y, quedando como quedan grandes maestros que nos seguiran otorgando la oportunidad de continuar con nuestro aprendizaje, no hay duda de que el maestro Tamura, nuestro maestro, ha dejado un legado vivo inconmesurablemente importante dentro de la historia del aikido.
Muy bonito Maestro y la música acompaña inmejorablemente al texto para la ocasión.
He leído ya unos cuantos libros sobre aikido pero aún no he leído los de Tamura así que será una prioridad, que me acabo de proponer, el leerlos, siguiendo tu consejo.
Estoy de acuerdo en lo de «no se como no se convierten en obligada lectura para los yudansha» y hasta los no yudansha…
Yo opino humildemente que para los yudansha debería ser obligatorio leer estos y mas libros de aikido e incluir un examen teórico sobre ellos también, ademas de los que mencionas, como por ejemplo:
«La Esencia del Aikido Enseñanzas Espirituales de Morihei Ueshiba».
«BUDO las Enseñanzas del Fundaor del Aikido».
«El Espiritu del Aikido».
«El Arte de la Paz» etc.
Porque sino, no estrían siguiendo las verdaderas enseñanzas de O´Sensei… Y aunque no obligatorio para los no yudansha, si que deberían ser recomendados por todos los Senseis a todos los principiantes del aikido.
Incluso llego a creer, por varias razones, que quizá sería bueno el obligar a leer «El Manual del Principiante» a todos los que quisieran empezar a practicar Aikido y que el Sensei se asegurara de que lo han leído antes de admitirles en el dojo, comparado con lo difícil que era antes ser admitido como alumno a que hoy en día no se exige nada.
El libro que menciono «Budo» escrito en 1938 por Morihei, era un manual de instrucción y declaraciones sobre los objetivos y espíritu de su filosofía de su arte marcial. El libro no fue nunca disponible para el público en general e incluía una nota que decía: «Estas técnicas… no se deberían revelar indiscriminadamente al público en general».
Es cierto que muchas veces olvidamos las palabras del fundador y de otros grandes maestros… y eso es de una gravedad inaudita para el devenir del aikido.
Existen muchas personas que quieren convertir al aikido en algo que no es, y por fortuna esas palabras están escritas para recordarnos cual es la naturaleza del espíritu del aikido.
No dejemos nunca que nadie las olvide pues caeremos entonces en los intereses y juegos de unos pocos vendedores de humo.