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Entrevista realizada por Paula Lizarraga y publicada en la web Suite 101

El Maestro de la escuela Shoshinsakai, tercer Dan de Aikido, nos da una visón muy personal de este arte marcial

Pregunta: ¿Para ti, qué es el aikido?

Respuesta: Armonía. Podría definirlo de forma «enciclopédica» como un arte marcial de autodefensa que encarna los valores tradicionales de las artes marciales japonesas y bla, bla, bla. Pero sería como definir un Ferrari como «un coche rojo que corre muy rápido». Aún hoy, me produce un profundo desasosiego tratar de definir el aikido; hablar de sentimientos es siempre difícil.

P: ¿Para qué sirve?

R: El aikido es una maravillosa herramienta para ser feliz, pero, como todas las herramientas, si no la usas, y lo que es casi más importante, si no se transmite del modo adecuado, no servirá.

P: ¿Qué es lo que más te gusta de practicarlo?

R: Nada… y todo. A estas alturas no me planteo ese tipo de cosas, el aikido forma parte de mi vida como un conjunto. A veces no me apetece entrenar y a veces lo deseo con todo mi corazón, pero nunca deja de ser algo que está ahí.

P: ¿Y de enseñarlo?

R: Esto sí lo tengo claro; me gusta enseñar. Cuando transmites un conocimiento algo de ti queda en el receptor y eso es algo emocionante. Ver evolucionar a los alumnos en el conocimiento del arte, compartir con ellos sus dudas, sus vivencias, sus alegrías, sus decepciones, siempre desde el respeto mutuo, es algo que no alcanzo a comprender como muchos compañeros no quieren experimentar en algún momento de vida. Es verdad que a veces, cuando enseñas con implicación – ¿puede ser de otra manera? – la amargura siempre te ronda por muchos motivos. Esto te hace flaquear, pero hay que aceptar las experiencias difíciles como parte del bagaje que la enseñanza te deja. Distanciarse de los alumnos, despersonalizarlos para evitar problemas, es para mí algo impensable.

P: ¿Cuánto tiempo llevas siendo practicante? ¿Y profesor?

R: Este año haré 25 desde que pisé un dojo de aikido por primera vez. Como profesor comencé a enseñar en Alcobendas en 1996.

P: ¿Qué te motivó a empezar a practicar y enseñar aikido?

R: Fue un flechazo, vi una exhibición de aikido en un programa de los que había en la sobremesa de aquellos tiempos. No recuerdo quien era el maestro, era japonés, pero al ver cómo se movían, cómo se comportaban sobre el tatami, pensé «tengo que probarlo».

En cuanto a cómo comencé a enseñar es muy fácil, mi maestro no podía comprometerse a dar más clases y cuando le propusieron abrir en Alcobendas un nuevo grupo, me pasó a mí el asunto. Acepté, claro, y hasta ahora…

P: ¿Consideras que es un arte marcial sencillo de aprender?

R: No, no lo es en absoluto, básicamente porque no tiene un objetivo claro, definido, ni tampoco un sistema de recompensas competitivas. El aikido es un arte, y como arte, no tiene forma. Veo con preocupación que, cada vez más, se trata de compensar estas «carencias», promoviendo la obtención de grados yudansha.

P: ¿Cuál crees que es el mejor método de enseñanza, oriental u occidental?

R: Para el aikido, pienso que el oriental. Aunque desde el mismo Japón, se han encargado de occidentalizar el arte, introduciendo el sistema de graduación kyu-dan, en lugar del menkyo-kaiden, cosa que hizo el propio hijo del fundador, Ueshiba Kisshomaru. Así que, ya ves, no hay sólo blanco o sólo negro.

P: ¿Estás de acuerdo con las normas de protocolo propias de esta disciplina?

R: Claro, ¿por qué no iba a estarlo? Nos hacen mejores. El arte marcial comienza por el respeto hacia los demás y hacia ti mismo, sin él estaríamos perdidos.

P: ¿Qué escuela sigues? ¿Por qué?

R: Pertenezco a la línea del Aikikai Español. Todos mis maestros han estado unidos a esa asociación y me gusta el estilo y la intensidad con la que lo realizan. Sin embargo trato de ser ecléctico y mantengo los ojos abiertos, el sectarismo no debe tener cabida en el aikido. Le duela a quien le duela.

P: ¿Quién dirías que es tu maestro preferido?

R: Sería una imprudencia hablar de maestros preferidos porque sólo puedo estar agradecido a todos los maestros que me han acompañado y acompañan durante mi andadura.

P: ¿Qué técnica te gusta más? ¿A cuál le tienes manía?

R: Koshi Nage me gusta mucho, es estética y potente. Al yonkyo no le tengo mucho aprecio ¡soy muy sensible a esta técnica!

P: ¿Alguna vez has pensado en dejarlo?

R: Sí, nadie es perfecto.

P: ¿Tu mejor recuerdo?

R: Un curso en Cuenca. Conocí a mi mujer en él.

P: ¿A quién le recomendarías practicar este arte marcial?

R: A nadie. La búsqueda es un buen comienzo.

P: ¿Un consejo para los practicantes?

R: Practicar. Divertirse. Vivir.