Una vez alguien me dijo que hay mil formas correctas de hacer un ikkyo, y parece ser que, curiosamente, cada maestro conoce una. Lejos de ser un defecto, este hecho hace que el practicante pueda ir descubriendo diferentes matices que harán posible que con el tiempo pueda perfilar su propio aikido.
Osawa Sensei ha sido el encargado de impartir el curso internacional de Aikido que se celebra anualmente en nuestro país – y por ende de abrir un poco más este abanico de posibilidades – en sustitución de los maestros Tamura y Yamada. Y no ha dejado indiferente a nadie.
Osawa es el maestro del detalle. Didáctico, afable, con un gran sentido del humor y de la responsabilidad, preocupado en todo momento por la seguridad de los practicantes tanto como por intentar transmitir sus enseñanzas y siempre, siempre agachadito, Osawa ha tomado sin miedo el relevo de los grandes que nos han dejado, y nos ha hecho disfrutar de lo lindo.
Centrándose siempre en los movimientos más elementales, haciéndonos practicar shomen uchi una y otra vez como escolares en un patio de colegio, moviendo la manita como un pez fuera del agua para hacernos entender que la fuerza no cuenta nada en este arte, sin rendirse ante las caras de desconcierto de quienes, como yo, no apreciaban ninguna diferencia entre “desde dentro y desde fuera” y haciéndonos reír con explicaciones amenas y concisas, Osawa nos ha enseñado su manera de hacer ikkyo.
Osawa Sensei tiene un aikido muy particular, fluido, preciso, precioso, del que todos nos hemos esforzado por interiorizar un poco en nuestra búsqueda personal, y, aún con agujetas, ya esperamos con impaciencia el próximo encuentro con este entrañable maestro que ya se ha ganado nuestro más sincero afecto.
Muy bueno Paula… leyendote me da mas rabia aún no haber podido asistir al curso.