No dejes de sonreir. Por favor, no te comportes como si fueras el shogun en un día de estreñimiento. Confundir seriedad en el trabajo con estiramiento británico es un error. Sonríe, disfruta de tu ejercicio, son dos horas que has elegido para ti, no las malgastes en enfados estériles o poses innecesarias. ¿Cuando estás con amigos o la familia te comportas como si te dolieran las muelas? O Sensei nos invitaba a entrenar con una sonrisa ¿sabes tú más que él?

No inventes. Salvo que seas hijo del dragón o un yudansha muy experimientado, intentar aderezar las cosas que se te explican – que sí, por muy conocedor de otras artes marciales que seas – no funciona si lo que quieres es aprender aikido (esta es la palabra clave). Creer que habiendo realizado tres veces un movimiento ya te capacita para haber encontrado «tu manera de hacer las cosas» es un poco arrogante ¿no crees? Bonus: no llames a tu maestro para decirle «mira lo que he descubierto sensei»… Por supuesto, miles de años de artes marciales y millones de practicantes lo pasaron por alto y tú lo has encontrado… agradeced que estamos en tiempos más benévolos.

No te apresures. No pretendas adquirir todo el conocimiento de golpe. Además de que nunca terminarás de hacerlo, el aprendizaje de los conceptos técnicos y filosóficos del aikido no es fácil ni está diseñado para que sea así. Tómalo a pequeños sorbos y degústalos con detenimiento. Festina lente, como dijo Suetonio.

No compitas. La única competencia debe ser contigo mismo, no busques aprender para ser mejor que los demás, aprendemos para ser mejores nosotros mismos, no para superar al prójimo. La colaboración y la armonía es una parte importe del aikido, ahí fuera te dirán que el mundo es competencia pero dentro del tatami sólo existes tú y tus fronteras, lo demás estamos para ayudarte a superarlas.

No seas arrogante. Si estás estudiando aikido debes afrontarlo siempre con la mente vacía, sea cual sea tu nivel. Mantener prejuicios adquiridos de otras experiencias marciales no te permitirá desarrollarte adecuadamente.

 

No seas insolente. Puede parecerte en algún momento que tienes razón en algo, pero mantenerlo de la forma inadecuada no le va a proporcionar más fuerza a tu argumento. Mantén siempre la seguridad en ti mismo y en tus decisiones pero no las pongas por encima del respeto a tus compañeros, sempais y maestro. Puede que mañana esa opinión que defendiste como la única verdadera ya no te resulte tan clara.

No entres en discusiones vacuas con gente ajena el aikido, la mayoría de las personas ni entienden ni quieren conocer lo que un budo supone, dejándose llevar por prejuicios adquiridos y potenciados por personas interesadas. Ten claro que es lo que quieres y acepta que, si el aikido no te lo proporciona, entonces tú debes cambiar o buscar lo que te satisfaga, no es el aikido el problema. Entrar en una discusión sobre «efectividad» es el demonio, huye de ello y entrena como si fuera el último día en expiación de tu pecado…

No escatimes tu esfuerzo. Has elegido aprender algo nuevo ¿por qué piensas que no tendrás que esforzarte? Estar sobre le tatami sin dar lo mejor de ti mismo es una absoluta pérdida de tiempo. El figureo no es una cualidad del budoka, muy al contrario, es uno de sus peores defectos.

No dejes de aprender. Mantente activo en tu aprendizaje, de todo y de todos. No desperdicies ninguna posibilidad de «robar» una técnica, de estudiar un movimiento o de admirar como entrena o enseña alguna persona. Tanto si solo eres alumno como si eres profesor, mantén tus ganas de evolucionar intactas.

No preguntes si lo haces bien. Esa necesidad de atención y confirmación no es procedente ni necesaria. Si te surge esa pregunta, puedo responderte sin temor a equivocarme que NO, NO LO HACES BIEN. Se te corregirá «de oficio» si es necesario y en caso contrario se dejará que continúes en tu error para que tu entrenamiento lo modifique. En general, no preguntes. Asegúrate de que has prestado la debida atención a la explicación e intenta aplicarlo en tu entrenamiento, toda tu concentración debe estar situada en el trabajo con tu compañero.

No desconfíes. Tu maestro y tus compañeros están ahí para ayudar, para guiarte y para ser tus compañeros de viaje. En el tatami no hay pasado ni futuro, sólo el momento presente, y para vivir con mayor intensidad ese instante  lo mejor que puedes hacer es confiar en que los que están a tu alrededor, especialmente los que llevan un camino más largo recorrido. Son los más indicados para hacerte entender lo que el aikido significa y como puedes llegar a aprehenderlo.

Y, sobre todo, no dudes.del maravilloso camino que estás emprendiendo… grandes experiencias y personas te esperan. Si lo abandonas por miedo, aburrimiento, presiones o dudas no lo descubrirás, y créeme, merece la pena recorrerlo. Pero te lo advierto, si no aplicas todo lo anterior, acabarás incumpliendo este último punto.