Óscar dice que los exámenes no son importantes pero yo no le creo, porque pienso que los exámenes son la forma de demostrar que mejoras; los cinturones, la merecida recompensa al esfuerzo realizado; el color, el grado que define tu destreza frente a los demás.

Así que no me pierdo un examen. Practico, ensayo, estudio y preparo mis técnicas a conciencia para hacer una exhibición impecable, mejor cada vez, para demostrar que evoluciono, a mí y a los demás.

Y un día me examino de cinturón azul. Y apruebo. Y de pronto me doy cuenta de que no soy cinturón azul. No me siento así. Y me siento decepcionada, porque yo practico, ensayo, estudio, preparo e incluso apruebo mis exámenes. ¿Entonces qué es lo que falla? Lo que falla es el ego. La necesidad de demostrar, a nosotros y a los demás, que somos mejores.

Y entonces me desprendo poco a poco y a trompicones de las prisas, de mi ego, de mi ansia por mejorar, por superarme, por lucirme, e, irónicamente, creo que he mejorado un poco. Ahora ya entiendo que sólo se mejora con la práctica y que lo demás no importa.

Óscar dice que los exámenes no son importantes, y yo por fin le creo.