Hoy subo este texto de Sensei Tamura, que para todos aquellos que tengan el privilegio de dirigir cualquier tipo de actividad, no ya sólo de aikido, puede resultar interesante su lectura. También para todos los que se encuentren en la situación de alumnos les puede hacer replantearse si la guía que están recibiendo se adapta a la expectativas de dirección que desean, pudiendo, como así se aconseja, cambiar cuando el criterio sea dispar entre lo que se espera y lo que se recibe… para vuestro disfrute aquí están esas palabras:

La comisión técnica de la Federación Europea de Aikido tenido lugar recientemente. A la vez que un un grupo de normas han sido emitidas y los títulos de Shihan, Shidoin o Fukushidoin son distribuidos, Pierre Chassang piensa que sería una buena idea para mi el definir qúe es un instructor.

A pesar de haber enseñado durante años, esta propuesta me causa gran sorpresa. De hecho, no me han preguntado nunca que es un instructor. Perdonadme. ¿Qué es un instructor, qué tipo de hombre es y qué debe hacer? La pregunta surgió inevitablemente con el primer hombre y desaparecerá con el último. Es la pregunta planteada a uno mismo a la que por sí mismo se responde y siempre, etérnamente, sin repuesta. Moises es ciértamente el primer líder de hombre que conocemos. ¿Cómo guió a su gente de Israel a través del desierto?. ¿Cúales pudieros ser sus pensamientos en ese instante?. ¿Como llegó a tomar su decisión?.¿Qué sucedió en su mente?

Indudablemente existen dos tipos de guías de hombre o instructores. Aquellos que conocen el viaje que lideran, a donde quieren ir, porque ellos ya conocen el camino, y aquellos que conocen la meta que debe ser alcanzada pero no el sendero que lleva a ella.

El primero como ejemplo puede ser el guía de montaña: el conoce la ruta a seguir, cada dificultad, cada paso peligroso. Sin duda llevará al cliente al sitio convenido.

Como Moises, el segundo tipo obedece a una relación divina. Recibe la orden de ir y marchar en dirección al objetivo señalado ignorante del sendero, como un grupo de exploradores aventurándose en lo desconocido, excepto que por otra parte, sean un grupo animado por un común deseo, lo que hará que las cosas sean más fáciles. Por otro lado, Moises, en lo que a él concierne, está solo. El menor error o falta compromete la vida de todos. La más completa planificación, estudiar, estudiar y estudiar de nuevo. Revitalizando. Todos tienen sus límites. Más allá está el agujero negro. La oscuridad. Salud, accidentes y enfermedades son impredecibles.

El instructor de Aikido es un guía del tipo de Moises, al menos en mi opinión. Indudablemente el Maestro Ueshiba estuvo en la cima Aikido, pero de entre nosotros quien pudiera ver la cima de la montaña desde el valle tendría una pequeña imagen de ella. Yo mismo, creo que voy andando detrás de O´Sensei, pero sólo un breve descanso para respirar, por ejemplo y O´Sensei ya se ha movido muy lejos. Por eso yo conozco el camino. Yo veo el sendero pero las cosas permanecen para ser realizadas y por ello yo no las conozco. Es un poco como la Isla del Tesoro en los viejos mapas. Pero en los mapas actuales la isla no es mostrada lo que podría significar que no existe. Sin embargo tú sabes que sí existe y que contiene un tesoro. Fortificado con tu conocimiento te pones en camino. En este caso la responsabilidad del capitan es enorme. El mar, los elementos, el clima son también obstáculos que deben ser sorteados. A pesar de toda la experiencia que debes tener, las dificultades desconocidas se presentarán. Aún así debemos ir hacia delante aunque aparezca la necesidad de un juicio exacto, tomando un decisión, para la union de todos hacia una misma dirección. Sólo bajo esta condición el propósito será quizá alcanzado. Hemos tratado de poner juntas todas las fuerzas humana, la parte que resta es aquella de la intervención divina, lo que quiere decir que de la salida ya tomada solo resta ir hacia hacia adelante. El capitán debe ser un hombre que tiene el corage de su convicción, debe ser experimentado, intuitivo, manteniendo la unidad de la tripulación y haciendo que sean uno sólo, como un padre y su hijo, por ejemplo. El capitán piensa, debe pensar, como la tripulación y la tripulación trabajar en el mismo camino que el capitán, no puede ser de otra manera. El capitán conocerá como dar las órdenes apropiadas, la tripulación comprenderá a su capitán. El capitán y su tripulación prepararán solamente la armonía del grupo y el grupo podrá de esta manera obtener su objetivo. Pero todo esto es el trabajo del capitán.

Esto me recuerda al gran maestro de la ceremonia del Té Rukyu el cual acostumbra a decir: “la ceremonia del té es en verano como un aliento fresco, en invierno una agradable sensación cálida, el carbón está allí sólo para calentar perfectamente el agua, el té sólo para el placer de beber.” Te daré el secreto para la ceremonia del té, si crees que es fácil de realizar, te aconsejo que lo pruebes. Las cosas ordinarias, banales, aparentemente fáciles, naturales de crear, son difíciles. Para hacer feliz a un invitado cuando está sediento, dale un té suave en gran cantidad y no muy templado, si no está sediento dale uno fuerte, en poca cantidad y muy caliente. De esta manera actuas sólo para el placer de tu invitado. Debemos seguir sus deseos y sentirlos. El estado de ánimo es el secreto de la ceremonia del té, es el corazón del instructor de aikido.

El instructor de aikido conoce a todos los participantes y sus particulares motivos para aprender. Si su técnica es buena se dedicará a mejorarla, si es mala deberá continuar hasta rectificarla. Su acciones seguirán las declaraciones del maestro del té: como una agradable sensación de frescor en verano; como un suave sentimiento de calor en invierno.

Noboyushi Tamura Octubre-Diciembre de 1979 (artículo impreso por Aikido Europe)