This entry is part 1 of 2 in the series Historia de Japón

Inauguramos una nueva serie sobre la historia de Japón, ya que es mi opinión particular que sobrar lo que se dice sobrar, no va sobrar el conocer un poquito del desarrollo socio – cultural del país donde nació el arte que con tanto agrado practicamos. Juntando algunas fuentes trataré que la historia sea lo menos aburrida posible

El período más antiguo en la serie que comenzamos hoy se remonta a 12.000 años a.J. y, como no podía ser de otra manera, ya que escribir no se les daba muy bien, su descripción está basada en hallazgos arqueológicos y antropológicos. Es decir, juntando trozos de personas junto a trozos de cerámicas y otros utensilios más o menos iguales se ha decidido quienes eran, como vivían, como se reproducían (bueno, eso como todos) y como morían estos simpáticos trogloditas «nipones».

Período Jomon tardío.Los pedazos de gente más antiguos se agrupan en el denominado período «jômon». El término, que no tiene nada que ver con el hallazgo de una pata de cerdo, designa a las impresiones de «cuerda» marcadas en la superficie de las cerámicas y que sirve además para diferenciar este período con respecto al siguiente.

Nuestros protagonístas cavernícolas de ojos rasgados (Nota: ¿los tendrían ya así?) anduvieron pegándose gorrazos y viviendo de lo que cazaban y recolectaban durante más de 10 milenios, aproximadamente hasta el s. III a.C, sin que nadie les molestase.

Al parecerer también cultivaban cereales, pero no les debía molar mucho. Además los restaurantes chinos todavía no existían.

Supongo que en vista que lo de construir para arriba les debía resultar un tanto peligroso y la carrera de ingeniería todavía no gozaba de mucho prestigio social, alguien decidió que era más fácil cavar. Vamos que, cosas de la vida, en aquel entonces si eras peón albañil todas las nenas estaban por tus huesos, mientras que si eras arquitecto te tenías que conformar con decirlas groserías cuando pasaban por delante de tu mesa de diseño. Como cambian los tiempos.

Hombre JomonSurgieron pues las denominadas viviendas – foso (tateana-jûkyo). O sea, que cavaban un hoyo y luego lo iban ampliando con salón, cuarto de baño, spa, salón de billar, etc… y la tierra sobrante la amontonaban junto a troncos ya que las inundaciones son algo a tener en cuenta cuando vives en un agujero en el suelo. Aprendieron también a confeccionar cerámica para decorar sus salones y, supongo, para que las mujeres tuvieran algo a mano que tirarle al cazador que venía sin su correspondiente pata de mamut (o lo que fuera comestible que campase por esa zona). Aparte de este uso principal arrojadizo, también lo usaban para muchas otras tareas secundarias no tan importantes tales como almacenamiento, cocina, etc.

Esta gente debía ser bastante turista, porque su cultura se desarrolló por todo el archipiélago sin diferencias fundamentales entre las distintas islas.

Como no pretendo aburriros con detalles, ya que todavía no había samurais retándose en duelo a todas horas y cortándose la cabeza sólo reseñaré que el período puede dividirse en unos cuatro sub-períodos del incipiente al tardío, cada uno con unas características diferenciadas.

Naturalmente este estado de armonía no podía continuar para siempre (joder, 10.000 años de paz ya son años)y como siempre habrá alguien más bestia dispuesto a joderte la vida por un “quítame allá esas pajas”, aparecieron unos tal Yayoi (Nota: ¿aquellos-que-reparten-yoyas?) y se adueñaron de tres de las cuatro grandes islas del archipiélago nipón. Yayoi es el nombre que les damos actualmente claro, a lo mejor en realidad se llamaban «Rupérez”.

Hablaremos sobre ellos en la próxima entrada.

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