This entry is part 1 of 4 in the series Serie Completa "Los de las falditas se tiran"

Como ya seguramente saben, en su momento traté de iniciar una programa de podcast sobre aikido con el nombre genérico de “Los de las falditas se tiran” Por desgracia, diferentes acontecimientos profesionales y personales no me permiten, hasta el día de hoy – por mucho que me divierta realizar al grabaciones, que lo hace – dedicar el ingente tiempo que ejecutar este tipo de actividad comunicativa demanda, al menos si se quiere hacer medianamente bien.

No obstante, el nombre con el que quise bautizar la serie de podcast subyace y me viene, como diría aquel, a huevo para hilar con la última polémica que se

Me tiro, me tiro

ha suscitado en nuestro indisciplinado grupo de whatsapp, que en el que tan pronto se despierta una fiera polémica entre “trekkier” y fans de Star Wars, como se incendia con el supuesto desprecio que diversas comunidades de artes marciales profesan por el arte que yo llevo practicando acercándome ya a la treintena de años.

Y es que el tema da para mucho. Tanto, que iré repartiendo estas reflexiones en varias entradas. Vamos allá…

En mi experiencia, la gente se divide en dos grandes grupos: los que prefieren el Nesquik y los que prefieren la mierda esa grumosa del Cola Cao. Bueno eso también, pero a lo que me refiero y a los efectos que nos ocupan, es a la división entre aquellos que de forma acendrada sienten un profundo desprecio por el aikido y los aikidokas, situándonos como artistas marciales entre el valor de un pedo y lo que se avecina llegar cinco segundos después y otro sector, más freak sin duda, para los que cualquier aikidoka es lo más cercano a un jedi que se pueda encontrar, otorgándonos capacidades que dejan a Lobezno como un minino maleducado. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, he visto atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhäuser… y he llegado a escuchar que no participábamos en los embriones de lo que es hoy el lucrativo negocio de las MMA debido a lo “letal” (sic) de nuestro arte… En fin, que puedo decir.

Pues, a ver, lo voy a decir y no quiero coñas con mi saluld capilar… ni tanto ni tal calvo, está claro que si me meten a un cuadrilátero, octágono, o cualquier otra forma de paralelepípedo que se les ocurra a zurrarme con alguien, a buen seguro acabe con el aspecto de una uva pasa masticada, deglutida, digerida y finalmente vomitada por un mandril. Oh sí, créanme, he hecho mis pinitos cuando tenía esas inquietudes y el resultado no ha sido tal porque afortunadamente mis contrincantes tampoco cumplían los cánones que se les aplican a los luchadores de submision / MMA de forma genérica, sino más bien los de gente bastante sanota mental y físicamente con cierta inquietud por medirse con otros congéneres, pero sin intención de reducirlos a pulpa sanguinolenta a la primera de cambio.

El caso es que, en mi modesto entender, tampoco debe preocupar mucho este asunto a mis, en algunos casos, escandalizados e indignados alumnos por ciertas actitudes de desprecio – y despreciables, que lo cortés no quita lo valiente – que por desgracia a todos nos ha tocado constatar que existe en alguna comunidad de artistas marciales. O más bien por parte de alguno de sus integrantes, quiero creer. Incluso, ríanse, de unos aikidokas hacia otros, lo que ya es rizar el rizo.

Como pueden irse haciendo ya una idea soy un tipo bastante cuadriculado que rápidamente establece compartimentos donde situar al personal, las cosas o las actitudes. Ejercitarme en el “usted aquí y usted allá, hágame un sitio que le pongo a este otro aquí” me hace sentir cómodo, aunque trato de que estos compartimentos sean en cierto modo permeables, no estancos, y me mantengo bastante bondadoso a la hora de rellenar el cajón etiquetado como “Hideputas” revisándolo con cierta frecuencia para que no se me anquilose el personal.

Así que llevado por este ejercicio de clasificación que delata a buen seguro para el entendido lector psicoterapeuta una personalidad pelín obsesiva-compulsiva, me hago una elemental, muy elemental, división en cuatro cajones dentro del mundillo marcial y que, como avisé al principio para que no me tachen de irresponsable, dividiré en cuatro entradas ligeras que subiré durante esta semana si todo va bien durante esto días: hoy, el miércoles y el viernes y el domingo a eso del mediodía.

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