This entry is part 1 of 3 in the series Los exámenes

Partamos de una base: si por una casualidad voy al infierno, estará lleno de examinadores. Haciendo caso a Bruce puedo decir que “I’m water”. A los exámenes su particular maestro les dijo que fueran aceite.

Los exámenes son como la materia oscura del universo, todo los expertos me dicen que tienen que existir porque si no muchas cosas no tendrían sentido, pero nadie sabe, o quiere, arriesgarse a determinar su naturaleza.

Dado que mucho se ha escrito y hablado ya a favor y en contra de los malditos grados en las artes marciales no voy a ahondar más en este asunto. Allá cada cual con su concepto de lo que las AAMM son o deben ser. Por lo que a mí respecta si la palabra examen desapareciera del vocabulario de las AAMM  el mundo sería un lugar mucho más agradable.

Ahora bien, a pesar de que se me dan una higa las pruebas en aikido – sus supuestos y nunca demostrados beneficios y esas maravillosas políticas, de parné o no, que refuerzan la venta de los exámenes, como “algo bueno para usted”  – bien es verdad que tienen valedores de reconocido prestigio, por lo que algo de duda  siempre queda.

También puedo entender que una persona como yo, a la cual la estrategias de expansión, de afianzamiento, cuotas de poder, o promoción del aikido le importan una mierda – ya he sido fulminado por  pronunciarme al respecto en éste y otro foros – no esté quizá capacitada para opinar ,salvo que sea en lugares privados como este, pues mucho es el desconocimiento, afortunadamente, que tengo sobre aquellos negocios.

Así que queridos alumnos, personas a las que más o menos específicamente dirijo esta entrada, y vamos con ello al meollo de la cuestión, tenéis un maestro que si por él fuera no os iba a examinar nunca en pruebas oficiales (otra cosa es la llamada “evaluación continua”), pero noblesse oblige debo acatar las directivas impuestas y proceder a joderos la vida periódicamente. Con lo que eso conlleva de tensión para mí y para vosotros.

Oh sí, borrad esa expresión escéptica de vuestros rostros, yo también sufro, queridos. Sufro viendo vuestras caras empalidecer cuando se os nombra para el examen. Sufro cuando esperáis, resollando como búfalos, el resultado de vuestra habitualmente mejorable actuación. Sufro y ansío poder ayudaros cuando os atascáis con alguna técnica que hemos repetido un millón de veces o cuando os giráis hacia mí y me preguntáis “¿Perdona pués repetir? Ej que no “tescuchaó”. Sufro por vosotros, y por eso os ayudaría… como un veterinario ayuda a un caballo con la pata rota.

No os dejéis engañar por mi cara de mala hostia y mi hosquedad natural. Por mi interior corren ríos de lágrimas. Es piedad lo que muestra mi rostro en el tribunal y no ira contenida. Mis nudillos están blancos por no poderos ayudar, no por no poderos estrangular., y eso que veis palpitar en mi sien es orgullo, no espanto. Ouh yeah, el aikido es amor.

Por otro lado he de reconocer que, como no me gusta renunciar a mis convicciones para encima hacer el paripé de aprobar a todo quisque, voy a ser lo más estricto posible en mis conclusiones sobre vuestra escasa capacitación para subir de grado. Si os imagináis al examinador más estricto posible, alguien para el que la matrícula de honor no pasaría de un comentario de “psché, aceptable”, pues ése estaría en la órbita de la permisividad y el libertinaje desde mi punto de vista.

Pero como no soy malo del todo, he decidido escribir una breve serie de entradas relacionadas con lo que yo espero ver – y no ver – en un examen de kyu.

Amable lector que no tiene la fortuna de conocerme, si ha llegado a esta página buscando información sobre los exámenes en aikido NO ME HAGO RESPONSABLE de lo que suceda si pone en práctica alguno de los consejos redactados. Recuerde: si al acabar su prueba,  levanta la cabeza  después de saludar en seiza al tribunal, y sólo logra ver los pies de su examinador balanceándose suavemente a medio metro del suelo junto a una silla volcada, la culpa será suya y sólo suya.

Si por el contrario llegó usted a esta página porque Google le ha dirigido aquí en su busca de la palabra SEXO en el AIKIDO (está usted enfermo) o “DIDI MAO” haga el favor de abandonar inmediatamente esta entrada pues le está haciendo perder el tiempo. O no, vaya usted a saber..

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