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Hola a los que leeis estas líneas. Hoy empiezo a subir el libro de Tamura “Aikido”, el cual no está publicado en España (ni en español); sólo se puede encontrar actualmente – y ni siquiera estoy seguro de si ya está descatalogado – en francés. El texto fue traducido, de forma absolutamente desinteresada por un compañero diplomático belga al cual le quedo muy agradecido por su esfuerzo y acierto en hacernos llegar estas líneas del, en mi opinión, gran comunicador que es Sensei Tamura cuando habla de Aikido.

Espero que os guste.

“Aikido” por Tamura Noboyushi, 1986

Introducción

Cuando emprendemos el estudio de un tema, lo normal para llegar a comprenderlo es buscar primero su origen, conocer su punto de partida.

Todas las artes nacidas en Japón, las religiones, las filosofías (si es que existe algo así), el Buda, comienzan por esta comprensión del origen.

Creo que nuestros métodos para llegar a este objetivo son diferentes de los occidentales.

Para los hombres que conocen y aman la civilización y las artes japonesas, para los que quisieran estudiar o que ya están estudiando Aikido u otra arte marcial japonesa; para todos, el camino será largo y duro y es posible incluso que el resultado de sus esfuerzos no llegue nunca al objetivo deseado si no comprenden que la manera de abordar estos estudios es diferente en Japón yen Occidente.

Voy a hablar ahora de lo que, a lo mejor, no me concierne, como lo haría una abuela preocupada. La manera de pensar de Occidente, procede de la ciencia y la ciencia constituye lo esencial de vuestra civilización. Dividís, descomponéis para conocer; es vuestra manera de estudiar, el punto de partida de vuestros estudios. Nosotros, por el contrario, desde el principio, adoptamos la idea de globalidad, consideramos el conjunto. En Occidente, cuando miráis una flor, veis su color, habíais de su pigmentación, dividís en moléculas, átomos. En Oriente, para conocer la vida de las flores, intentamos, para comenzar, llegar a ser la flor misma y captar así esta sensación.

Por un lado, desde que se plantea la cuestión del saber, hay una división entre el buscador y su búsqueda. Por el otro, sabiendo que estos dos aspectos se han separado de una unidad primordial, se plantea la pregunta de como volver a este origen. Para conocer al hombre, en Occidente se divide en cuerpo y en espíritu, después se seccionan cuerpo y espíritu en varias porciones que se van estudiando. En Oriente, apoyándonos en la unidad del hombre, intentamos estudiarlo en su unidad con el Universo.

Quisiera hablar ahora del Budo japonés, el cual se basa justamente en esta manera de pensar.

Cuando uno se consagra al entrenamiento (shugyo) del Budo, es bueno conocer en primer lugar el origen, la existencia y la finalidad del hombre. Lo que quiere decir, percibir su propio origen descubriendo el origen del Universo; para ser más explicito, es comprender al otro, es comprender la conexión entre el otro y uno, y después, entre uno y el otro. Es percibir el orden de las cosas. Es a continuación, experimentar para mejorar y desarrollar esta relación con el otro para un bien reciproco. Para obtener este saber y esta realización se utiliza el Budo, y por lo mismo, el Budo se magnifica. Es también el caso del Aikido, que es la esencia del Budo japonés. O Sensei sobre este tema se expresa de la siguiente manera: “Bu viene de Dios y Dios lo da a los hombres”. Dios en lenguaje moderno, es sin duda el Universo; porque él es la fuerza de creación, la fuerza de vida; es esto lo que llamamos Dios, ¿no es verdad?

Bu nace al mismo tiempo que el Universo, es a la vez, fuerza de creación, de desarrollo y de destrucción. Podemos decir entonces que Bu es la fuerza actuante del universo. Del nacimiento del Universo, O Sensei dice: “Este nacimiento es como un punto, repentino, en el caos…”. La “Biblia” del arte marcial, el Tosenkyo, que data de principios del siglo XI, anuncia ya en sus primeros párrafos, esta creación del Bu: “Nuestro Bu era en el origen del Universo, y este Bu ha separado de un golpe, el Cielo y la Tierra, como el pollito, súbitamente rompe su cáscara”. La vía de nuestro Bu es la vía del origen de todas las cosas, la vía que es el comienzo del orden del mundo, en el principio del orden universal. Nosotros, orientales, a esta fuerza que llena el Universo, que es la fuerza primordial, que crea y anima todas las cosas, la llamamos ki. Su vibración lleva en si la creación y la destrucción en el Universo. La puesta en movimiento original del ki es la acción misma del Bu; participan ambos de una misma naturaleza.

La antigua tradición japonesa, el Shinto, dice con respecto a esta creación del Universo: “En el tiempo del comienzo del cielo y de la tierra, el dios que era el punto original del Universo se llama Ameno Minaka – ushi no Kami” lo que puede traducirse por. Divinidad que rige el centro del cielo. Enseguida aparecen las dos divinidades responsables de la manifestación: Takami Musubi no Kami y KamiMusubi no Kami. Esta trinidad pone en movimiento toda la creación. Después, y siempre según el Shinto, aparecen todas las divinidades, Yaoyorozu no Kami Gami. En conclusión, se puede decir que los dioses son la vida misma de todo el Universo y que están presentes por todas partes en este Universo y que participan de una misma naturaleza. Se manifiestan en una multitud de divinidades y no son finalmente más que la emanación del Uno.

Para comprender la cosmogénesis, podemos de una manera indiferente recurrir a la tradición, o a la ciencia moderna, pues en efecto, tanto la una como la otra conducen al mismo punto: al punto paradoxal, donde se unen lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Recurriendo a una obra literaria, por ejemplo, se pueden observar dos actitudes: la del lector que se contenta con leer el libro e instruirse y la del autor, creador de la obra.

Si bien es posible dividir el Todo para analizarlo parte por parte, es imposible con cada parte reconstituir el Todo. Un tazón roto, aunque sea pegado tan perfectamente como sea posible, jamás será el mismo. Reconstituida perfectamente, una hoja cortada en trozos, jamás volverá a estar viva.

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